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jueves, 9 de febrero de 2012

La conciencia

Cuando hablamos de la conciencia, parece que estamos determinando que la nuestra es la buena.
Creo que no es así. Generalmente, salvo casos de extrema honradez, lo que suele suceder es que nuestra conciencia es mala o buena, según que lo que tengamos que hacer, nos interese o no.
En esto no tiene nada que ver la religión que cada uno profese, o que no se sea creyente. El problema le surge a cada cual, cuando lo que hace no está de acuerdo con la escala de valores que se haya dado, independientemente de lo que los preceptos de su religión, o los que se haya dado a sí mismo, le dicten.
Lo que no se puede consentir y por desgracia ocurre con demasiada frecuencia, es que algunos creen que todos tenemos que tener la filosofía de vida que tienen ellos. Y no me estoy refiriendo a una religión en concreto. En España, "sufrimos" con más asiduidad las imposiciones de la religión católica, pero supongo que en otros países, será otra religión o filosofía la que impere e intente imponer sus preceptos o leyes. Hay que tener la fortaleza necesaria para evitar en la medida en que podamos, que se nos impongan las razones de otros, si no las consideramos de acuerdo a lo que nosotros queremos como ideal de vida. En eso consiste ir poco a poco, mejorando las condiciones de vida de cada cual. También supone un camino hacia la perfección que todos buscamos inconscientemente. Perseverar en estas cosas, nos la libertad suficiente, como para considerarnos todo lo libres que el resto de nuestras circunstancias nos permiten.

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