Viendo este video, reconozco que hubo
un tiempo en el que yo también cometía el error del que se habla en él . Afortunadamente hace tiempo que desperté. Es
cierto que catalogamos a la gente con demasiada facilidad y nos hacemos, la
mayoría de las veces una idea equivocada de ellos. Yo he cometido ese error
muchas veces y me arrepiento de ello.
Poco nos paramos a pensar en la
lucha que supone para las personas discapacitadas y sus familias, hacer una
vida normal, por culpa de los prejuicios que tenemos respecto de el trato que les
damos a todos ellos.
En una ocasión, durante bastante
tiempo (apróximadamente una año), yo tuve un cliente-viajero de Metro, que me esperaba todas las mañanas
en la estación de Cuatro Caminos en la línea 2, porque un día me pidió ver la
cabina de conducción del tren y yo le invité a viajar en ella hasta la estación
de Sol que era su destino en esa línea. Me esperaba muchos días y entablábamos charletas en el trayecto. Este
chaval -pues era o es joven-, tenía, lo que los normales consideramos una
deficiencia mental. Pero lo verdaderamente llamativo, era que tenía una ilusión
de vivir y una alegría, que te contagiaba en cuanto le conocías y hacía que le
cogieras cariño con facilidad. Aprendí mucho de él. Sobre todo en el terreno
humano. Despredía humanidad por todos los poros de su cuerpo Con el
tiempo, dejé de verle porque cambié de línea en el servicio del año siguiente. Pero su recuerdo, al albur del correo que me ha enviado mi familiar, me ha traído
la sensación y el pensamiento de lo especiales que son este tipo de personas.
Hay algo que me tiene muy
quemado. Que esta piltrafa de políticos que tenemos, estén
"detrayendo" dinero de lo que les pertenece a estas personas, para
dárselo a los banqueros. ¿Se puede ser más cruel y peor persona? Les deseo que
alguna vez, la vida, les haga ver la realidad en la que viven estas personas y sus familias, para que sepan el
daño que hacen con ello.
Cuando he compartido el enlace en
Facebook, he escrito con toda sinceridad, que no cuesta nada ser solidario, y de paso, ayudar a personas importantes
para la sociedad. Su importancia, radica en lo que nos enseñan, lo que nos
quieren, lo que los necesitamos para hacernos mejores personas y fundamentalmente
la libertad que respiran cuando te dicen las cosas desde la sinceridad
abrumadora que poseen. No saben fingir, ni engañar. Ya quisiera yo haber
tratado a muchas más personas como ellos. Desgraciadamente, ni yo me considero
merecedor de ponerme a su altura ni ellos merecerían que les tratemos como lo
hacen muchos. Sé que es mucho pedir, porque con lo que os pido
pretendo ser maestro de algo, pero, espero que esta reflexión, sirva para que,
al menos, tengamos otra visión de estos seres tan especiales y los tratemos como
a uno más. Eso es lo que piden muchos de ellos y eso es lo que yo hago desde
hace tiempo. Gracias por leer esto y os ruego que lo comentéis. No me hacéis
caso nunca y no sé si sirve de algo lo que escribo. En fin...espero que
si. Un abrazo
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