A veces sucede que cuando algunas personas se ven en la cúspide del poder, optan por lo que yo llamo "la soberbia del poder". Es decir, creyéndose en posesión de la verdad absoluta, o simplemente haciendo valer que han sido investidos del poder que dan los votos, utilizan estos como si fueran suyos propios y hacen de su capa un sayo, saltándose todas la normas habidas y por haber, sin respetar las que se han dado los que le han votado, e interpretan estas como le viene en gana para hacer y deshacer lo que le convenga. Un ejemplo histórico, lo tenemos en Hitler. fue votado por lo alemanes y puso patas arriba el mundo.
Lo malo de esto, es que ataca a la esencia de la democracia y la pervierte tan gravemente, como para dejarla sin valor ninguno. En todos los países, debiera haber un departamento que se dedicara a deshacer los entuertos que producen esto individuos soberbios, con mente fascistoide, para que la democracia reluciera siempre. El hecho de que no respeten las decisiones que a través de los votos, hacen llegar las personas implicadas en unas elecciones, dice mucho de la honradez de las personas a las que se ha votado. A su vez, desgraciadamente, demuestra que no siempre elegir sin conocer a los elegidos, aunque sea democrático, no es el mejor camino. Quizá habría que arbitrar una forma de que aquellos que presente a unas elecciones, son idóneos para el puesto al que se presentan. Aprendamos de la experiencia y no cometamos los errores pasados
No hay comentarios:
Publicar un comentario