Desde el principio de los tiempos, se han significado las personas que tienen como bandera la avaricia. Es el defecto que más daño está haciendo al mundo en los últimos tiempos, ya que parece que no hay medida para el amasamiento de bienes o dinero de forma loca e inconsciente.
La prueba, es que el índice de pobres aumenta en relación directa a la subida de las fortunas de unos pocos. Debiera considerarse la avaricia, como una enfermedad psicológica. En orden a esto, habría que llevar a cabo estudios que lo corroboraran, así como también se debería medir y tasar cual es el montante a partir del cual se debiera poner tasa, para evitar que mientras una parte del mundo vive como verdaderos reyes, otra se esté muriendo de hambre y sed, sin que se haga mucho evitarlo, por parte de aquellos que lo pueden hacer.
Los políticos, en su inmensa mayoría, que se supone que son los que pueden implementar las leyes y normas de funcionamiento de la sociedad, están vendidos al poder, cuando no a la corrupción. No hay sentido social de la empresa y el capital y solo cuenta en todos los ordenes la cuenta de resultados. Aunque para aumentarla, sea preciso pisotear los derechos de las personas o tratarlas de forma inhumana o despótica. Debiéramos empezar a pensar que no se puede seguir por este camino, porque ello supone tener abierta la vía de los grandes conflictos que por parte de los expertos en comportamiento del hombre, preveen que sucedan.
Si se piensa en que la sociedad se desarrolle de forma normal y se consiga un escalón de sabiduría superior, debemos cambiar el modelo de sociedad actual, por otro más solidario y humano. Es difícil pedir a todo el mundo que renuncie a parte de aquello de lo que disfruta, pero también es absolutamente necesario hacerlo. Solo desde esta filosofía, llegaremos a ello.
Eres el trovador del siglo XXI, me ha encantado tu blog.
ResponderEliminarComo dirias tú, girada visita al blog...
Cris